lunes, 23 de diciembre de 2019

Se establece la equivalencia genérica del empleo de Policía de las Comunidades Autónomas y de los Cuerpos de Policía Local al título de Técnico correspondiente a la formación profesional del sistema educativo.

    1. Título:
      Orden EFP/1241/2019, de 19 de diciembre, por la que se establece la equivalencia genérica del empleo de Policía de las Comunidades Autónomas y de los Cuerpos de Policía Local al título de Técnico correspondiente a la formación profesional del sistema educativo.
      Departamento:
      Ministerio de Educación y Formación Profesional
      Publicación:
      BOE nº 307 de 23/12/2019, p. 139489 a 139492 (4 páginas)
      Ver documento:
      BOE-A-2019-18396

domingo, 1 de diciembre de 2019

Estar es un acto político

Tuvieron suerte porque en esos momentos hacía frío, pero no llovía. Les habría dado igual, de todos modos: cada último domingo de mes, tienen una cita en la explanada de los antiguos cuarteles de Daoíz y Velarde, cerca del metro Pacífico, en Madrid, independientemente del tiempo. Esta vez, la reunión se producía el domingo 24 de noviembre, la víspera del Día Internacional contra la Violencia de Género.
Yo había pasado por ahí unos minutos antes y no estaban, pero cuando me di cuenta, se habían agolpado. Serían una veintena de mujeres, aproximadamente. La mayoría tenía más de 60 años pero también las había de mediana edad. Una más joven llevaba a su hijo. O hija. Se desplegaron rápido, sujetando una cuerda de la que colgaban ataúdes de papel con los nombres de mujeres asesinadas durante 2019. Se plantaron en la acera, sacaron el megáfono y empezaron a corear: “No estamos todas, faltan las asesinadas”. A esas horas, por el barrio paseaban personas que salían de misa, familias aprovechando ese día gélido pero con sol y algún runner.
Ellas son las de este barrio, pero son grupos y redes que están en otros muchos barrios y ciudades de todo el país: un día anterior, otro grupo de mujeres que habían hecho su propio acto en memoria de las asesinadas en Tetuán en el que unos zapatos rojos representaban a cada una de las víctimas mortales. Ese domingo, Toledo amaneció con mariposas de papel esparcidas por el casco antiguo con los nombres de las asesinadas. Sus nombres también protagonizaron las esquelas que las Muyeres Rurales del Oriente habían repartido por varios concejos y municipios asturianos…
Su empeño puede parecer estéril para muchos. ¿De qué sirve juntarse una vez al mes para algo así? ¿Servirá para evitar asesinatos? ¿Qué ganan? Pero a mí me parece de una generosidad enorme. Además de dedicar su tiempo y sus fuerzas, están ocupando los espacios para ganar visibilidad y conseguir que esos nombres, esas mujeres, no se nos olviden el resto de días que no son 25 de noviembre. Estar, solamente estar ahí, es un acto político. Viéndolas, mi acompañante me recordó la historia de las Madres de la Plaza de Mayo. Estas mujeres recorrían las comisarías en busca de sus hijos desaparecidos. Comenzaron a reconocerse, a conocerse y “comprendieron que tenían que hacer público su secreto”, cuenta Rebecca Solnit en su libro Wanderlust, una historia del caminar.
“El 30 de abril de 1977, catorce madres fueron a la Plaza de Mayo, en el centro de Buenos Aires (...). Sentarse allí constituía, les gritó un policía, una reunión ilegal, así que empezaron a caminar alrededor del obelisco del centro de la plaza.
Allí y entonces, escribió un francés, los generales perdieron su primera batalla y las madres encontraron su identidad. Aquella fue la plaza que les dio nombre y sus caminatas por aquella plaza todos los viernes las hicieron famosas”.